Henry A. Peralta B.
Estudiante de tercer año de ingeniería
civil
E- Mail:
heperalt@calvin.univalle.edu.co
Hace mas de nueve meses, nuestro país se estremeció con la tragedia del Eje
Cafetero; el terremoto del 25 de enero de 1999 dejó a las poblaciones afectadas
en la mas completa desolación, desnudes y muerte, producto del desastre.
Cientos de
pesonas quedaron sin ningun horizonte, unos minutos después del terremoto; la
vida les cambio por completo en un abrir y cerrar de ojos, mientras unos se
lamentaban y vagaban sin rumbo por las
calles, otros yacian bajo los escombros de las edificaciones que se desplomaron
como una gran baraja de naipes. Esta tragedia le arrebató la vida a cientos de
compatriotas y a otros les arrebató las esperanzas de vivir.
Minutos mas
tarde las agencias de noticias nacionales e internacionales de radio y
televisión, le informaban al mundo sobre la tragedia colombiana, un masivo
despliegue de organizaciones de todos los ámbitos se hicieron presentes para
tratar de colaborar en las labores de atención de la emergencia, conformados
por comisiones de rescate, de ingenieros , políticos y personas sobrevivientes
de la tragedia. Se evidenció de nuevo la falta de organización para la efectiva atención del desastre horas después de tan
lamentable acontecimiento. La falta de verdaderos planes de contingencia para
la atención de la emergencia, evidenció también, lo mal preparados que estamos
para enfrentar este tipo de sucesos, se nos olvidó por completo las
experiencias dejadas por otros desastres como el de Popayán, Páez, Armero,
etc, y
no aprendimos la lección.
El despliegue
de las ayudas tanto nacionales como internacionales solo duraron unos pocos
meses, hasta que la atención fue dirigidahacia otros lugares del mundo como
zonas de conflicto bélico y otras zonas de tragedia, y poco a poco nos fuimos
olvidando de nuestra propia tragedia.
Hoy es poco lo
que escuchamos en noticias sobre la reconstrucción del eje cafetero, tal vez,
porque esta todavía no ha empezado y nuestros hermanos colombianos siguen
viviendo en sus cambuches esperando las limosnas que les podamos arrojar, por
que lamentablemente nuestro país dejo de ser llamado, el del “Sagrado Corazón de Jesús”, para
convertirce eln el pais del “Sagrado
Corazón de la Mendicidad”, solo hay que asomarce a la esquina y observar en
cada semáforo para evidenciar esto, o tal vez
solo es necesario subirnos a un bus de transporte público.
Los desastres
a parte de ser producidos por fenómenos naturales, son incrementados por los
fenómenos sociales, y estos la afectan en la medida, de que tan
vulnerables sea una comunidad desde el
punto de vista político, económico, sociocultural, y de medio ambiente. La
vulnerabilidad entonces se debe entender como la capacidad de una comunidad
para dar respuesta y reponerse en un mínimo tiempo de una tragedia, de manera que se disminuyan los efectos
negativos sobre esta. Hoy en día se ha evidenciado que nuestro país es muy
vulnerable a cualquier tipo de amenaza sea esta de tipo natural o antrópica, y
que no contamos con planes agresivos para la disminución de la vulnerabilidad
en las ciudades.
Colombia es un
país que esta constantemente influenciado por amenazas de tipo natural, cuyos
efectos son acelerados por las actividades antrópicas sobre el medio ambiente.
Los sismos, deslizamientos y las inundaciones son fenómenos naturales que se
generan por la dinámica misma de la naturaleza y que en gran medida cuando
estos se presentan ocasionan grandes desastres, atacando la vulnerabilidad
política, social, económica, institucional y de medio ambiente de las
comunidades, por no estar preparadas para enfrentarlas.
Sí, sabemos
que estamos en una zona de alto riesgo de amenazas, es necesario que aprendamos
a convivir con ellas, o sea debemos convivir con el riesgo, tomando las medidas
pertinentes para disminuirlo.
Nosotros nos
hemos encargado durante muchos años de crear en nuestras ciudades grandes
escenarios de riesgo, cuando edificamos en zonas de terrenos inestables, zonas
de inundación, producto en la mayoría de los casos de la falta de planificación
de nuestros gobernantes y la pobreza de la gente.
Para disminuir
esos escenarios de riesgos es necesario primero que todo que exista voluntad
política para implementar medidas que hagan a las ciudades mas seguras y menos
vulnerables frente a las amenazas
naturales; se debe educar a la poblacion sobre temas de saneamiento ambiental,
construcciones sismoresistentes y trabajo cumunitario en todos los sentidos.
Es evidente que toda accion humana implica asumir un riesgo,
Si enfocamos
entonces esta discusión hacia la prevención y la atención de desastres producto
de un sismo, por ejemplo, es necesario prepararnos para disminuir sus posibles
efectos, el cual se vería evidenciado en la disminución de las pérdidas
materiales y económicas y lo más importante el del dolor humano por la pérdida
de los seres queridos.
Hay que hacer hincapié
que no se trata solo de estar preparados para atender la emergencia, eso es
solo una de las acciones que componen
lo que hoy en el mundo se conoce como La Gestión del riesgo. Esto significa que hay que generar planes de
prevención que disminuyan la vulnerabilidad humana, social, económica, política
e institucional de una comunidad.
Por lo tanto, hay
que estar retroalimentando aquellos planes para que se conviertan en el pan de
cada día, volverlo tan popular como lo es la Coca Cola. Hay que comprender también
que los sismos no matan, lo que mata es el muro mal construido que se nos cae en
la cabeza. Los sismos siempre se han producido y no son producto de la ira de
Dios para castigar a los que se han portado mal, es una reacción del planeta
que demuestra que esta vivo, este mundo les pertenece y nosotros solo somos
forasteros que pasamos por el mundo mientras estamos vivos, por lo tanto, hay
que aprender a convivir con ellos.
Hoy gracias a
los avances tecnológicos podemos conocer
mucho mas sobre los fenomenos naturales, y hay algunos que hasta se pueden
predecir, como existen otros que como los sismos ha sido imposible, hasta la
fecha, de conocer la hora en que se puede presentar, lo único que conocemos
debido a la sismisidad histórica, es las zonas propensas a sismo, por lo tanto
lo que podemos hacer para disminuir sus efectos sobre la población es construir
bien las edificaciones con el objetivo de que soporten y den mayores grados de
tolerancia a la estructura para que esta se mueva y se deforme, antes de caerse
para poder correr y ponernos a salvo.