sábado, 31 de marzo de 2018

EL RIESGO MAS QUE UNA PROBABILIDAD, ES UNA CERTEZA: "USOS Y DES-USOS DEL CONCEPTO DE RIESGO"



Por: Henry Adolfo Peralta Buriticá
Ing. Civil & Magister en Educación
Gerente General de Soluciones Resiliente
henry.peralta@solucionesresilientes.com
 
El riesgo normalmente se ha conceptualizado y explicado  como la probabilidad de ocurrencia de un evento determinado, que puede generar daños y pérdidas al encontrar condiciones de vulnerabilidad . En una definición más precisa y actual, el riesgo de desastres se define como la: “Posibilidad de que se produzcan muertes, lesiones o destrucción y daños en bienes en un sistema, una sociedad o una comunidad en un período de tiempo concreto, determinados de forma probabilística como una función de la amenaza, la exposición, la vulnerabilidad y la capacidad” (ONU, 2017). Sin embargo, a pesar de la claridad con la que se expresa el concepto del riesgo de desastres, este, es aún poco comprendido. 

Lo que hace que el riesgo se entienda como una probabilidad, está asociado principalmente a que aún se confunde con la amenaza. El uso indiferenciado de riesgo y amenaza como sinónimos, se ha popularizado. De manera ligera y sin mucha reflexión este se confunde con la amenaza y se asocia  solo a probabilidad. Esto se evidencia por ejemplo en el uso frases como: “el riesgo de que llueva”  o “el riesgo de que tiemble”, para referirse la ocurrencia de la lluvia o de sismos y no a las pérdidas ocasionadas. Esta es una clara manifestación de la confusión conceptual que se tiene entre amenaza y riesgo. 

El riesgo más que una probabilidad, es una certeza. Éste existe en la medida en que se ha venido acumulando, construyendo y reproduciendo.  Lo anterior tiene una repercusión en la práctica, especialmente en la toma de decisiones, muchas veces sesgada solo a la atención de las emergencias y desastres, sin recurrir  a la prevención. Se enfoca solamente en el estudio de los fenómenos naturales y la estimación anticipada de pérdidas brilla por su ausencia.

El riesgo al ser confundido con la amenaza, no se mide en sus debidas proporciones. La vulnerabilidad se evalúa de manera superficial. Y aún menos, la resiliencia o capacidad, a pesar que esta ha empezado a tomar fuerza,  como un factor importante en la estimación y reducción del riesgo, cuando este es adecuadamente comprendido. 

En efecto, es urgente hacer claridad conceptual de lo que significa el riesgo. La esencia del concepto del riesgo, está asociado principalmente al cálculo anticipado de pérdidas. La difereciación clara entre  entre el riesgo y la amenaza, podría no tener mucha importancia. No obstante, es de gran relevancia si se desea avanzar en su comprensión y la reducción del mismo, desde la noción de pérdidas. La clave está en entender el riesgo, en términos de su medición.  Esto puede clarificar la diferencia entre el riesgo y la amenaza, así como el papel que cumple la vulnerabilidad y la resiliencia. 

De manera sencilla, esta confusión conceptual podría solucionarse, si se entiende la esencia misma de los conceptos, haciendo uso de un lenguaje más cotidiano. Asociar cada concepto a palabras más comunes como por ejemplo: Amenaza = Peligro, Vulnerabilidad= Debilidad, Resiliencia = Capacidad y Riesgo= Pérdidas. Sin lugar a dudas ya no habría forma de confundirse.

Evaluar el riesgo en términos de pérdidas, permitiría reducir la incertidumbre existente sobre pérdidas potenciales y futuras. El reto esta de pasar de la incertidumbre a la certidumbre, de lo desconocido a lo conocido. Ese elemento es fundamental para la aplicación de la primera prioridad del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 que es comprender el riesgo de desastres. 

El riesgo es una certeza, por que se conoce las causas que lo generan y lo potencian. Es posible dimensionarlo y valorarlo en términos de daños y pérdidas.  Físicamente se puede ver, identificar, georreferenciar, mapear y caracterizar. El riesgo es dinámico y cambiante en la medida los elementos que lo conforman puedan ser intervenidos o controlados, de manera individual o simultánea. Estamos hablando de la amenaza, vulnerabilidad y resiliencia. Es así como su análisis permite estimar esas pérdidas anticipadas.

De otro lado el riesgo, debe ser susceptible a ser representado en texto (informes) y en contexto (mapas). Aunque su representación en mapas aún tiene muchas deficiencias, debido a la confusión conceptual que se presenta entre riesgo y amenaza. Es común encontrar “mapas de riesgo” donde no se representan pérdidas potenciales, sino zonificaciones de susceptibilidad de fenómenos o localización de eventos pasados. Aquí hay otro desafío por enfrentar. La representación espacial del riesgo, en términos de pérdidas.

Finalmente podríamos concluir que comprender el riesgo desde su medición como pérdida potencial, permitiría dejar de hablar de “gestión del riesgo” y referirse mejor a la “gestión de las pérdidas potenciales”. No hablar de “reducción del riesgo” sino de “reducción de las pérdidas potenciales”. Lo anterior da mayor claridad el propósito real de gestión y la reducción de riesgo. Esto puede ser un  elemento movilizador hacia la medición de anticipada de las pérdidas, que hoy en día poco se hace, para llevar a la práctica el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030.  

Observatorio Resiliencia Territorial
Centro de Pensamiento, Innovación e Investigación 
Soluciones Resilientes

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